Ocho somos una

septiembre 27, 2021

La única lectura positiva que podemos sacar estos días, después de la erupción volcánica en Cumbre Vieja en la Isla de La Palma, es el valor, el coraje, la empatía y la solidaridad mostrada por el pueblo. Al final el Volcán ha creado un verdadero  tsunami, pero de solidaridad. 

Y es que, desde practicamente todas las partes del mundo, pero especialmente del resto de islas hermanas, no ha cesado de llegar ayuda material para cubrir las necesidades más básicas de los afectados (ropa, productos de higiene, comida, pienso para animales...). 

Y, aunque la película de terror aún no ha terminado, pues hay coladas que siguen activas, bien es cierto que dada su viscosidad y altura, no avanzan con mucha celeridad actualmente. No obstante, su capacidad destructora no ha mermado en lo más absoluto, aumentando su zona de afección a lo ancho. Hasta el momento de redacción de este artículo, se registran centenares de personas que lo han perdido todo (casi medio millar), sus casas, sus recuerdos, sus tierras y su modo de vida han sido engullidos bajo la lava de este volcán. En el núcleo del barrio vecinal de Todoque, hemos tenido que lamentar la pérdida de todo un referente de seña de identidad, cultural, su emblemática plaza, con la iglesia, así como la principal infraestructura de la que estaba dotado el mismo, el Centro de Salud periférico. 

Por otra parte, ante este escenario, de manera generalizada se está poniendo de manifiesto que los palmeros  están dando toda una lección de vida, de entereza, de contención de la rabia, de solidaridad. De ayuda ejemplar entre vecinos. 

Así que espero que, al menos semejante tragedia,  sirva para que el ser humano, al final... aprenda y tenga un mínimo de empatía pues, siempre hay personajes que se empeñan en buscar mierda, que no paran de decir, escribir, publicar lindezas hirientes al estilo de: "¿Cómo es posible que haya casas construidas en un volcán?" o "Eso les pasa por vivir en islas volcánicas". En fin... 

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